Saturday 2 August 2008

De charangos y viruelas

La nueva generación de periodistas.

Hubo un tiempo en que la profesión de periodista era noble, los periodistas eran personajes reconocidos por la calidad de su trabajo. De los mejores periodistas que hemos tenido en el pasado, pocos pasaron por los estudios de periodismo (de “comunicación social” como les llaman ahora). Y sin embargo, los que escribían décadas atrás en los diarios y revistas lo hacían con una calidad superior a los de ahora, que supuestamente estudian para hacerlo. ¿Cómo aprueban los exámenes y obtienen sus títulos? Es un misterio, si consideramos que la calidad de su trabajo no merece ni siquiera un certificado de bachillerato.

No pasa un día sin que veamos en los diarios y escuchemos en la radio los errores (horrores mas bien) que cometen en nombre del gremio gentes que en realidad nos hacen sentir vergüenza ajena a los demás. Abundan los gazapos en los titulares, en las notas. Habría que coleccionarlos para hacer una antología de la estupidez. Y encima la irresponsabilidad con que se escribe y se publica, la falta de seriedad en el ejercicio de la opinión, la ausencia total de investigación y verificación de fuentes.

El título de este comentario, por ejemplo, viene de una nota de prensa reproducida en varios diarios bolivianos, donde se anuncia que un libro escrito por Ernesto Cavour está disponible en línea de manera gratuita. La nota le hace un flaco favor a nuestro gran Coco Cavour, porque concluye de esta manera: “El origen del charango, su etimología, las viruelas en América, presencia de la viruela de mano en Bolivia, iconografía del charango, sirenas charanguistas, Potosí, cuna del charango; dispersión del charango, son algunas de las temáticas de la publicación.” O sea, la relación entre el charango y la viruela no la conocíamos hasta ahora… Por supuesto que Coco Cavour no pretendía tal cosa al escribir sobre la vihuela como antecedente del charango, pero al periodista ignaro, seguramente le pareció que vihuela no existía en la medida en que no era una palabra de su propio léxico. Lo peor de todo es que no le incomodó poner, en vez, viruela. ¡Qué fiero! Y fieros los diarios que publican la nota tal cual, como si el oficio de corrector de estilo hubiera desaparecido del mapa.

Este es solamente un ejemplo, la parte visible de un iceberg que esconde bajo aguas un problema muy serio de los estudios de periodismo en Bolivia y en otros países de la región. La multiplicación de “universidades” en cualquier casa que tenga tres pisos (suficientes para albergar a dos centenares de estudiantes), va en paralelo con la creación de las carreras o facultades de “comunicación social”. Son las más fáciles de crear, no cuestan mucho, y tienen buena clientela. Como las universidades son ahora negocios tan rentables como un bar de moda o un cementerio privado, estas carreras “fáciles” abundan. Por consiguiente abundan los “comunicadores sociales”, en realidad periodistas cuya formación es lamentable. No es de sorprenderse entonces del estado calamitoso de los medios de información en Bolivia, quizás sin paralelo en otros países.

No hace mucho estuve frente a un auditorio de estudiantes de “comunicación social” en la Universidad de San Francisco Xavier, en Sucre. Supuestamente estaban interesados en conocer un poco más sobre cine boliviano y sobre la personalidad de Luis Espinal, amigo y colega asesinado en 1980. Partiendo de ese supuesto interés se me ocurrió preguntar al iniciar el diálogo, cuantos habían leído algo escrito por Luis Espinal… Silencio absoluto en la sala. Entonces bajé un tanto mis expectativas y pregunté quienes habían escuchado hablar de Luis Espinal… Un par de brazos se alzaron tímidamente en la audiencia. Me pareció bastante extraño, porque Luis Espinal es una figura muy conocida en Bolivia, por su vida y por su trágica muerte. Todos los años hay homenajes, se publican artículos, se han hecho sobre él libros y películas, no solamente dentro sino fuera de Bolivia.

Decidí rayar la cancha con otras preguntas: ¿Han oído hablar de Marcelo Quiroga Santa Cruz? Otro par de brazos en alto, entre un centenar de asistentes. Es decir, Marcelo Quiroga, el líder del Partido Socialista, candidato a la presidencia varias veces, diputado, Ministro de Minas y Petróleo que nacionalizó la Gulf en 1969, escritor y cineasta asesinado durante el golpe de 1980… es desconocido por los futuros periodistas formados en la Capital de la República, a pesar de ser, junto a Espinal, uno de los símbolos más importantes en la lucha por la democracia en Bolivia. Sin duda debe haber en Sucre un par de calles con los nombres de Luis Espinal y de Marcelo Quiroga.

La siguiente pregunta acabó por desplomar mi ya endeble confianza en el futuro del periodismo en Bolivia: ¿Conocen la obra cinematográfica de Jorge Sanjinés? Silencio en la sala, una sola persona levantó el brazo y dijo que había visto alguna de las películas del más importante realizador del cine boliviano, uno de los pioneros de “nuevo cine latinoamericano”. ¿Cuantos han siquiera oído hablar de él? Otro par de brazos tímidos. Yo podía entender, con dificultad, que no hubiesen visto las películas, que el mismo Jorge guarda y exhibe celosamente, pero que no hubiesen siquiera escuchado su nombre me pareció demasiado.

Esas y otras preguntas me demostraron que los futuros “comunicadores”, muchos de los cuales tenían planes para trabajar en cine y en televisión, no tenían la menor idea ni de cine boliviano, ni de política, ni de historia, ni de nada.

Al día siguiente fui al Archivo Nacional de la Nación, el repositorio más importante de libros y documentos que tenemos en Bolivia, y que queda precisamente en Sucre por ser la Capital de la República, y busqué mis propios libros sobre cine boliviano y sobre Luis Espinal. Ahí estaban clasificados y accesibles a cualquier lector interesado. Pero claro, hay que aprender a leer primero.

Eso terminó de confirmar que los futuros periodistas carecen de la curiosidad más elemental sobre el país, sobre nuestra cultura, sobre los personajes importantes de nuestra historia… No les interesa nada, nada más que verse en una pantalla de televisión diciendo cualquier tontería.

Por eso, del charango a la viruela, para ellos no hay mayor distancia.

Alfonso Gumucio D.

4 comments:

utópico said...

que verguenza!!! es que no saber quien es Marcelo, o Luis Espinal!!! para un comunicador?? no jodan!!

Y no solo es comunicacion... la deficiencia de la educacion boliviana se da a todos los niveles. es un asco!!

saludos!! gracias por compartir la nota!

Ego Ipse said...

Maestro de la rebeldía, reí mucho al leer la nota en bolpress. Qué gran irresponsabilidad de mi parte. El motivo no es para risa. Es para llanto. Me uno al clamor del maestro de la utopía... No es necesario haber leído el Martín Fierro para saber que el charango desciende de la viruela...

Un abrazo

NiNoSkA NoGaLeS said...

es lamentable la realidad de los futuros profesionales, pero de acuerdo con el Utópico, es algo que se da en todos los niveles, en todas las áreas y como en todo, hay quienes se interesan más por su formación, por indagar y por ir más allá de lo que se puede aprender en las aulas, obviamente hay quienes no y de ahí tanta ignorancia....
como Comunicadora, me duele un poco el adjetivo de "fáciles"... cuando creo que ninguna carrera lo es, cuando el estudiante es un investigador también... no todos lo son y desde ese punto agradezco por un lado la nota, cuando lo que hace mostrar una realidad hoy en Bolivia... aaah los medios.... y su olvidada ¿ética?... es lamentable al punto de no saber cosas tan vitales y que forman parte de nosotros, de nuestra historia, muy de acuerdo eso es imperdonable desde cualquier punto de vista y menos para un profesional en el área periodística... aaah que triste señores, pero ojo no todo comunicador es periodista y no todos los comunicadores ignoran su historia ni sus artes vitales!!!

un fuerte abrazo Rebelde!

Rebelde said...

Utópico,

Así nomás es: en todos los niveles. Es la mediocridad que omnipresentemente nos habita (¿no tan deshabitados al final, eh, Marcelo? :o) ). Una pena, ¿qué hacer para corregirla? Depende, creo, de todos el poder remediarla. Depende de todos los especialistas, comunicadores de profesión o no. Pues el arte de la comunicación consiste no sólo en utilizar los medios masivos tradicionales sino también en la trasmisión de conocimiento de manera efectiva. Información, comunicación, educación. Se puede.

di-Ego,

Si. ¿Sabes? Yo tengo una pequeña palabrita que define lo que dices: ReRe. Me la inventé en un momento de contrariedad cuando no sabía si REir o REnegar, pero que al final me ayudó a tomar las cosas de mejor manera para poder sobrellevarlas. Una contradicción por sí misma, como la de esos futuros comunicadores que sólo comunican lo que la tele les dice que comuniquen. Triste.

NiNo,

De acuerdo NiNo. Don Alfonso es un poco renegoncito y dice las cosas con esa rabia que le caracteriza pero sin tratar de ofender sino de reflexionar. Lo de fácil y/o difícil, que mencionas, es bastante subjetivo puesto que depende cuán capaz es un estudiante de razonar o leer o informarse solo para superarse a sí mismo. Considerando que en Bolivia, por ejemplo, se tiene lo necesario para ese objetivo -al menos en comunicación o en las ciencias sociales- se convierte en algo relativamente accesible y, si quieres, 'fácil'. Ahora, comparando una rama mucho más especializada (no más difícil ni mejor) como el estudio de la fotocatálisis (una especilización de la químcia que consiste en el estudio de sustancias reactivas a la luz) uno está en evidente desventaja. No existen ni la infraestructura ni la información necesaria para poder superarse, convirtiéndose en una especialidad no tan accesible, o si quieres 'difícil'. Aunque esa sigue siendo interpretación mía, también creo que Don Alfonso generaliza para desnudar la situación actual y real de nuestros 'mass-media': una vergüenza. Es, al final de cuentas, un jalón de orejas para los comunicadores, para los educadores en comunicación y para todos aquellos que hacen de esa profesión una forma de vida. Ahora, es evidente, como siempre he dicho y defendido, que existen los buenos comunicadores, que han hecho de su profesión un verdadero apostolado. Comprometidos con ella y apegados a sus principios éticos. Ahorita, creo, estoy hablando con una de ellas :o) y espero poder seguir haciéndolo por mucho más tiempo.


Saludos Rebeldes [Sin ReRe]