Wednesday 14 April 2010

La importancia de hablar con propiedad

Recientemente se está hablando mucho de la Jindal y del proyecto del Mutún que aparentemente está condenado al estigma boliviano de siempre, el fracaso. Aunque esto da para ser analizado (y en un lugar diferente a este blog) esta vez sólo quiero recordar a los irresponsables 'miedos de incomunicación' bolivianos la importancia de hablar con propiedad. Y, ya que de la Jindal hablamos, y de sus dueños indios (por ser de la India) aquí les reproduzco un artículo perteneciente al señor Gumucio (¡¡publicado ya hace dos años!!) donde se nos recuerda justamente eso, el hablar con propiedad. La última parte, concerniente a los yanquis (a falta de una palabra adjetivadora para describir su gentilicio), y nuestra irresponsabilidad geográfica subyugada a lo que su ego mediático repite, nos servirán también, espero, para que podamos entender cuán colonizada tenemos todavía la forma de ver nuestra propia identidad. Espero que los 'miedos de incomunicación' domésticos estén leyendo esto; aunque, supongo, que si hace dos años atrás no lo hicieron, es muy posible que ahora tampoco lo hagan.


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La desinformación que iguala
Indios, hindúes e ignaros

Alfonso Gumucio Dagron

Ya me cansé de leer en los diarios, de escuchar en las radios y de ver en la televisión, periodistas y comentaristas supuestamente muy sabihondos, que a los ciudadanos de la India les dicen “hindúes”, con todo desparpajo. Al principio me hacía gracia, ahora me molesta porque revela una ignorancia inaceptable en quienes en mayor o menor medida influyen en la opinión pública. A todos ellos les digo: ignaros, abran un diccionario de vez en cuando.

El gentilicio aceptado para nombrar a los ciudadanos de la India es, simplemente, indio. El hinduismo es una religión, por lo que ser “hindú” es como ser católico o musulmán. En la India los hindúes son la mayoría, el 80 %, mientras los musulmanes suman 13.5 % y los católicos 2.3%. Otras denominaciones menores incluyen los budistas con 1.5% (aunque suman 17 millones) y los jain con 0.5 % (más de 4 millones).

Ahora que la India está de moda porque su economía tiene un crecimiento cercano al 10% anual, y porque los indios están comiendo mejor y afectando de esa manera la disponibilidad de alimentos en todo el mundo, sesudos analistas ponen en evidencia su ignorancia en frases como esta: “el salto en los precios de los alimentos se explica porque chinos e hindúes (sic) están comiendo más arroz, pollo, carne…” (uno de los principales columnistas de La Razón). ¿O sea que los musulmanes en la India, los budistas, y los católicos comen menos? Todos los demás columnistas, de todos los diarios del país, casi sin excepciones, persisten en el mismo error. Y lo mismo la gente del gobierno, cuando se refiere por ejemplo a la empresa Jindal. De pronto, todos se han vuelto muy religiosos.

En titulares, como este de la Agencia Nacional FIDES, se pone más en evidencia la ignorancia: “Inversión hindú en Bolivia es la más grande de América Latina”… ¿Será que con tamaña inversión nuestro país dejará de ser católico? ¿O la inversión es solamente la que hacen los ignaros periodistas de los términos que utilizan? Y qué tal estos avisos: “aprenda a bailar música hindú en Bolivia”, “deliciosa comida hindú”, o “cursos del idioma hindú…” como si la religión hindú tuviera su propia música, comida y lengua o pudiéramos asimilar el catolicismo al castellano, a la zarzuela y al gazpacho.

Si el periodista se informara un poco, sabría que no hay lengua hindú sino hindi, hablada por 370 millones de habitantes, de los 1.200 millones que tiene la India. Además del hindi, las lenguas principales son el urdu, telugu, gujarati, bengali, punjabí, tamil, etc., y dependiendo de la región de ese vasto país, todas esas lenguas las hablan hindúes, musulmanes o budistas.

Esto se parece a la barrabasada que consiste en llamar a los ciudadanos de Estados Unidos “americanos”, regalándoles de esa manera todo el continente en el que vivimos más de 800 millones de habitantes, en 35 países, una veintena de colonias europeas y no menos de dos centenares de naciones distintas con sus propios idiomas. Somos los propios latinoamericanos los que les decimos “americanos” a los estadounidenses, y en el mejor de los casos les decimos “norteamericanos”, ignorando que en América del Norte está también Canadá y México.

La importancia de hablar con propiedad no es poca. Si habláramos y escribiéramos con propiedad, quizás nos entenderíamos mejor unos a otros.

2 comments:

Rafu said...

Gran artículo! Y aparte de gringos, yankies de mier.. (go home?)... se les puede decir estadounidenses... :)

Rafu said...

Gran artículo! Y aparte de gringos, yankies de mier.. (go home?)... se les puede decir estadounidenses... :)