Leyendo la página on-line del pasquín 'El Deber' me encuentro con una
nota curiosa acerca de lo acontecido el pasado fin de semana en la capital cruceña: la entrada folklórica 'popular y religiosa' de los residentes paceños en esa ciudad. Aunque cualquier excusa es válida para emborracharse en Bolivia (y esto incluye a casi la totalidad de celebraciones similares en el país) me parece excesiva la individualización que se hace de los 'residentes paceños' como responsables del caos, de la suciedad, de la borrachera y demás hechos negativos ocurridos en esta fiesta particular.
Rebelde siempre está en contra de cualquier exceso (lo que incluye a las borracheras populares de cualquier entrada folklórica o carnavelera) porque nunca viene sola, siempre viene acompañada de luto y pérdida económica. Ni qué decir de los daños ecológicos generados por dichos excesos (desperdicio y contaminación de gua, sacrificio inútil de animales, generación de suciedad, violencia social, urgencias médicas provocadas por crímenes o accidentes causados por personas bajo la influencia del alcohol o cosas peores, etc.). El punto aquí está en querer hacer aparecer a los 'nacidos en el departamento andino' (sic) como responsables del desbarajuste en el que se encuentra esa caótica ciudad. Yo me pregunto... ¿Y el payaso que tienen de alcalde? Bien, gracias.
¡Qué xenófobos son en ese pasquín!

1. Al leer esa nota uno tiene la impresión de que 100 por ciento de los responsables de la debacle etílica del sábado son paceños.
2. Al leer la nota uno tiene la impresión de que antes de la entrada esa la ciudad de Santa Cruz era un lecho de rosas sin suciedad, ni caos vehicular.
3. Al leer esa nota uno tiene la impresión de que los 'residentes paceños' están en otro país y que no son bienvenidos; son unos extraños.
4. Al leer esa nota uno tiene la impresión de que los 'residentes paceños' y sus 'tradiciones' no son ni bien vistas ni bienvenidas en Santa Cruz.
5. Al leer esa nota uno tiene la impresión de que hasta la Iglesia Católica (como si la opinión de ésta fuera sagrada) se muestra en contra de que los 'residentes paceños' practiquen sus tradiciones en Santa Cruz.
En fin, si hay algo malo en Santa Cruz, ya sabemos a quién echarle la culpa: al residente paceño.
ACTUALIZACIÓN: Leo hace poco en el susodicho pasquín cruceño (¡desde su columna editorial! --sí, otra vez--) que antes de que vengan 'los fiesteros de fuera' (sic) el modo de vida en Santa Cruz era cálido y apacible. ¡Listo, pues! Ahora echemos la culpa a todo 'extraño' que se vino a Santa Cruz por sus desgracias. Lo único que me pregunto es si están incluyendo en el mismo saco a los inmigrantes extranjeros o sólo a los nacionales (léase eufemísticamente 'de las partes altas'). Mucho me temo que es lo segundo.