¿La unión no es la fuerza?

El Deber (un pasquín cruceño defensor de algunos grupículos de cachafaces carnavaleros de Santa Cruz) es uno de mis favoritos 'Miedos de Incomunicación' -a la hora de hacer una crítica analítica de sus 'noticias'- por su particular manera de mentirle a la gente, meterle miedo al país y desinformar a sus lectores de manera sutil pero siempre malintencionada. No es un periódico que merezca mis respetos y las notas que presentan -con muy pocas excepciones- son utilizadas con propósitos sospechosos que lo hacen merecedor de estar en mi lista negra de miedos a los que debemos evitar. Mis 'detractores' (atacantes) pensarán diferente y me juzgarán -como siempre- aduciendo mi supuesta militancia 'masista'; pero, aún corriendo ese 'riesgo' me atrevo a seguir desenmascarando a miedos como El Deber y lo seguiré haciendo, ya que buscar la verdad no conoce escarmiento posible.

En la captura de pantalla se puede observar cómo El Deber se toma la licencia de interpretar de manera irresponsable una ley física que demuestra que la presión aplicada sobre un área es indirectamente proporcional a la misma, con la adicional complicación de las propiedades elastómeras de un globo sometido a dicha presión -la definición de fuerza sobre área. Es posible que la gente de El Deber no entienda nada de lo que digo, así que, de ser así, no debería presentar una nota tan ridícula de una manera antojadiza y tan ligera como lo hace, considerando que nuestro lema nacional (claramente denotado en nuestra humilde moneda) hace todo lo posible por mantenernos unidos; El Deber se encarga de que hagamos lo contrario de manera subliminal (y muy sospechosamente después de unos multimillonarios gastos prefecturales para hacer un repris de un referendo llevado a cabo hace ya varios años atrás diciendo que es por la autonomía cuando en realidad es para aprobar una carta blanca para delinquir utilizando astutamente sus 'miedos' mediáticos para adormecer el cerebro de los cruceños).

Debemos recordar que nuestra unidad está lastimada por estúpidas y provincianas diferencias regionalistas. Eso es debido a que la gente (en general) es fácilmente influenciable y, en esas circunstancias, un terreno ideal para que cizañas como las mentiras que propaga El Deber crezcan, se reproduzcan y contaminen al resto. Creo, muy profundamente, que eso no es de lo que trata el periodismo y la difusión de información, por lo que considero necesario hacer esta denuncia con todo el derecho que tengo al ser ciudadano boliviano de un país que todavía existe porque nuestras diferencias nos han hecho unidos y deben seguirlo haciendo.