Rebelde cree profundamente en la libertad de expresión pero no cree en el abuso de esa libertad pues transgrede las libertades individuales del resto de las personas. Aunque no es mi intención generar controversia acerca de los límites sobre los cuales la existencia de esa libertad de expresión deba manifestarse (considerando un exceso el avasallamiento de tales límites), es necesario preguntarse si su aplicación necesite ser regulada para que su práctica maliciosa no esté tácitamente protegida otorgándole impunidad a sus practicantes. Rebelde cree que su regulación no es censura sino nada más que la práctica legal dentro un sistema judicial en el que ningún ciudadano, sin importar su condición, estatus o posición jerárquica, es considerado intocable y es así también como la mayoría de los votantes opinó en la encuesta de ese mes. Ahora la palabra es vuestra.
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