Monday, 18 August 2008

¿De quién es el país?

Cuando uno dice: El país de Neruda, todos sabemos que se trata de Chile; si decimos: El país de Rubén Darío, hablamos de Nicaragua; si decimos: El país de García Márquez, hablamos de Colombia. Incluso si decimos El país del Quijote, hablamos de España.

La pregunta del millón es de quién siempre es nuestro país; en otras palabras, si en casi dos siglos de vida republicana hemos tenido una personalidad tan nítida que nos sirva de patronímico.

Tengo una anécdota triste sobre el tema: cierta vez hizo una visita oficial a Bolivia el Presidente de México Carlos Salinas de Gortari. Como nada se improvisa en estos casos, leyó un discurso escrito y revisado por la Cancillería de su país que luego fue repartido en folleto. Pues bien, para congraciarse usando una cita boliviana, repitió una sentencia de Franz Tamayo; sólo que cambió sustancialmente el augusto nombre de nuestro poeta y dijo: Fray Tamayo. ¡Le puso hábito de fraile al gran pensador aymara!

Esto nos muestra que quizá todos los bolivianos sepamos quién era Franz Tamayo, aunque sus obras no sean muy leídas y poco editadas; pero en el continente, el gran Tamayo ni siquiera es conocido.

Los poetas y críticos literarios dirían que somos el País de Saenz, pero espoco probable que la gente común del planeta identifique a Bolivia con ese nombre.

Alguna vez lamenté que no nos llamáramos República de Potosí, pues el nombre del Cerro Rico y de la Villa Imperial figura en todos los libros de cuentas de los comerciantes y banqueros de Europa desde el siglo XVII y, por supuesto, en las memorias de las casas reales. No en vano se acuñó por entonces una exclamación generalizada: Vale un Potosí. Quizá seríamos entonces El País de Arzanz, en homenaje al autor de la Historia de la Villa Imperial, pero sin ninguna seguridad de ser reconocidos.

Admitamos, pues, que no hay artista ni literato que sirva para identificarnos. Incluso es posible que veneremos la memoria de Andrés de Santa Cruz o la de Víctor Paz Estenssoro, nuestros presidentes egregios. Pero el mundo tendrá dudas de identificarnos como El País de Santa Cruz o el País de Paz Estenssoro.

Veamos las cosas desde otro ángulo. Carlos Montenegro, acaso el más grande prosista de la literatura boliviana, divide su ensayo "Nacionalismo y Coloniaje" en capítulos que titulan: epopeya, drama, comedia, novela. Como si se refiriera al tiempo que vivimos, Montenegro escribe: "Este retorno a la realidad pone fin a la etapa histórica de la comedia... Nuestra historia adquiere un poder de ilusión realizable, que no es ensueño sino ansia de superación afirmativas, y se desarrolla con el proceso coordinado y angustioso -tal es su humanidad-de un argumento novelesco, sin romper la concordancia cosmológica preestablecida entre el hombre y su medio. La inspiración central de este nuevo acontecer es también idéntica a la de la novela. De suyo, ella es un anhelo de realizaciones existenciales, "la persecución de otra vida" -como Caillois ha llamado al impulso creador de la obra novelesca... Las tendencias del alma popular contemporánea -rebeldía, inconformismo con lo vigente, ansia de imperar en el futuro-son señales de ese sentido vitalista que pugna por autenticarse... La novela, como la historia, es una realización existencial que convierte en posibles los ensueños, arraigándolos en la entraña de lo viviente... Todavía confusa, la aspiración boliviana de nuestro tiempo se muestra resuelta a cumplir ese destino... Una inmensa mayoría del pueblo ha reocupado la vieja posición del sentimiento de la nacionalidad frente a la de la tendencia colonialista, que tampoco ha desaparecido... Jamás tuvo la República otra noción de su existencia que la de la pelea. Por eso vivió con el nombre de patria, más gloriosamente que nunca, en la edad de los guerrilleros, cuando no pasaba un día sin matar y sin morir por la independencia del pueblo nativo."

Pero esa epopeya colectiva tiene un héroe. Un héroe que no nació en pañales de seda ni en clínica privada, sino en una choza de un ayllu de un cantón de una provincia perdida. Un héroe que no tiene abolengo ni apellido de casada, aunque algunos señoritos sonrían con irónica complicidad y lo apelliden De mierda, y algunos desalmados lo apelliden Cabrón y La puta madre que te parió, aunque su madre haya sido tan pobre que ni siquiera pudo permitirse ser otra cosa que una santa. Un héroe que no tiene títulos universitarios ni maestrías en el exterior, que no es PHD ni HDP, que no huele a after shave exclusivo ni a desodorante de galán, que huele más bien a multitudes, a ayllu, a tribu, a tierra, a monte, a sayaña, a pegujal, a cato de coca, a subsuelo, a socavón, a Pachamama. Un héroe que huele a sudor, a ojotas, a tambo, a banda de música; que no tiene grado superior sino de soldado raso, de dragoneante, cuando más, de cabo; que no tiene premios literarios ni probablemente haya escrito nada, aunque es, a todas luces, el héroe de esta novela. Los medios del mundo, los políticos del mundo, los ciudadanos del mundo saben quién es. Ustedes saben quién es.

4 comments:

Anonymous said...

Si yo se quien es: Es Juan Cutipa, el personaje de la obra de Alfredo Dominguez O no?? :P

Eduardo Saucedo Justiniano said...

Rebelde, el único personaje al que podrías estar haciendo referencia es a Etcheverry no?? Creo que es el único verdadero héroe que hemos tenido. Y lo conocen hasta en Sando, una pequeña villa en el culo de Suecia, por allaaaaaaaa.........

Bien que le rindás homenaje, pero no debería avergonzarte el poder decir su nombre. No es culpa suya que en el mundo nos miren con lástima ni que esbozen una sonrisa anecdótica cuando decimos nuestra nacionalidad. Todo gracias a un personaje formado políticamente entre la hoja de coca y los bloqueos, apadrinado por petrodólares venezolanos y entronizado por PODEMOS.

Supongo que todos saben a quien me refiero no???

Saludos AutoSÍmicos!!

Anonymous said...

Bueno, trataba de ironizar acerca de quien hablabamos pero sefueron al carajo al decir que nuestro heroe es Etcheverry, o sea, si de exponentes de futbol se trata, el mejor seria Victor Agustin Ugarte quien junto con la seleccion nos dio la unica copa America que tenemos. Y para mi es Juan Cutipa, quien identifica a todas las masas de nuestro pais y que todos deberiamos saber quien es.

Saludos

Rebelde said...

Así es, Joaquín, todos deberían saberlo pero, como puedes ver esto no sucede, lastimosamente.

Saludos Rebeldes