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No sabía si titular Democracia sin sentido o Sinsentidos de la democracia. Es que hay gente que vive la democracia en sus grandes acontecimientos y otra que aguarda en su cueva y luego se llena la boca con la bendita palabra.
Resulta patético comprobar que los acontecimientos verdaderamente democráticos de la última década no corresponden, pero de ninguna manera, al patrimonio de quienes hoy se desgañitan defendiendo la democracia. Mientras el pueblo luchaba en la "guerra del agua", en la "guerra del gas" o en las marchas por la soberanía y el territorio, los actuales defensores de la democracia hacían fortuna, como lo demuestran sus declaraciones de bienes. (Uno entiende que el valor de una casa y un coche juntos pueden superar los 100.000 dólares -- casi 800 mil bolivianos--; pero gente con millones de dólares, ¿de dónde ha salido? ¿Han sido industriales? ¿Comerciantes? ¿Exportadores? ¿Han tenido padres millonarios? Nada de eso; y sin embargo ¡cuánto dinero acumularon!).
La democracia es amor a la Patria, en particular a su elemento principal, que es la gente, los recursos humanos. Es también la defensa de los recursos naturales. Es la defensa de las culturas originarias. Es la defensa del patrimonio nacional. ¿Quiénes practican estas virtudes? Si uno revisa la información publicada sobre las grandes movilizaciones de la última década, ¿quiénes aparecen? ¿Los demócratas de hoy? Je. ¡Ni la sombra de ellos! Sólo los indígenas, los campesinos, el pueblo anónimo de las ciudades en ejercicio de su furia y su dignidad.
Si uno revisa las nóminas de los afiliados a las organizaciones sociales, ¿encuentra acaso a esas damas, a esos caballeros (sobre todo a esos que tienen apellido de casada)? ¡Puros nombres comunes, populares, aymaras, quechuas, guaraníes, itonamas, movimas, abas, guarayos, ayoreos!
Si uno revisa las opiniones de los promotores de la Capitalización, ¿encuentra algún apellido indígena, popular, común y corriente? Más bien uno encuentra nombres de conspicuos demócratas (incluso de extrema izquierda) que fueron gonistas de placard cuando se encandilaron con los gags estilo Alf y Bob Hope de Goni.
Cuando hay ascenso popular, cuando el pueblo se moviliza, estos defensores de la democracia se multiplican. ¿Pero qué defienden? ¿Las movilizaciones populares? ¡No! Defienden los ritos de la democracia formal, porque les gusta eso, el besamanos del Parlamento inglés, la urbanidad de los diputados de las Cortes, la cortesía de los munícipes suizos, el buen humor de los Senadores gringos, mientras les brotan ronchas y salpullido al ver que la Presidenta de la Constituyente es una chola. ¡Ella sí que es una imagen de la democracia en ascenso!
En este orden, Atilio Borón, analista argentino, de paso en estos días por Bogotá, se pregunta: "¿Tiene sentido seguir llamando "democracias" a los regímenes oligárquicos de América Latina?"
"Si Aristóteles renaciera y visitara nuestros países, ¿qué diría el padre fundador de la ciencia política ante la visión que ofrecen las democracias latinoamericanas? Seguramente diría que estas no son democracias sino oligarquías o plutocracias, porque según su definición, surgida de la observación de la vida política griega hace 2500 años, la democracia es un régimen en donde las mayorías gobiernan y lo hacen en beneficio de los pobres".
Ramón Rocha Monroy
(Texto seleccionado para el Premio Lorenzo Natali 2008 de la Comunidad Europea. Reproducido con permiso del autor)
La vida democrática de nuestra nación está marcada por históricas genuflexiones sin las cuales no podríamos entender las coyunturales arenas en las que, como país, nos tratamos de parar. Terreno que queremos afirmar, que queremos pisar, cada día con más firmeza. Queremos, luego, saltar. Creemos que lo vamos a celebrar.
Conscientes estamos de que “el camino no siempre es sencillo” y que los obstáculos son la constante de un proceso de cambio como el que enfrentamos. Pero más conscientes estamos, y eso nos regocija, de que somos cerca de 9 millones de bolivianas y bolivianos que apuntamos a un mismo fin, que tenemos un mismo horizonte, que queremos ¡ya! un cambio.
Lo hacemos bajo innegociables premisas de construcción de Estado. Miradas comunes. Comprensiones similares. Piedras fundamentales. En suma: I-R-R-E-N-U-N-C-I-A-B-L-E-S principios: Unidad Nacional y Democracia.
Y es aquí donde vamos a ser radicales, no vamos a permitir que se secuestre la voz ciudadana, ni que nos muevan (un milímetro) las reglas y la cancha de juego que, como país, hemos establecido para este proceso.
Vamos a hacerlo “con guitarra, voz y alma”, no queremos ejercer (con candidez) nuestra ciudadanía, solamente, en las urnas, vamos a hacerlo desde hoy, desde ahora, vamos a ser celosos vigilantes de que el proceso de cambio siga adelante, y de que todo esto sea refrendado por el soberano, ya sea en uno, dos, tres o los referendos que sean necesarios. Creemos que es ahí donde vamos a festejar nuestras diferencias y se deben respetar los resultados del voto informado.
Señores Políticos: Gobierno y Prefectos dialoguen, DIALOGUEN y cedan cuanto tengan que ceder. De una buena vez materialicen la oportunidad, que como país nos hemos ganado, de decidir por nuestra Nueva Constitución, de decidir por nuestras Autonomías. Encaminen las dudas a las urnas, que estamos, los bolivianos, las bolivianas, al pie de las mismas, esperan(zan)do.
Dile SI a un proceso que nos entregue una Bolivia con justicia social, dile SI a decidirlo en las urnas, dile SI al diálogo, a la deliberación, dile SI a la democracia. Llena el morralito de utopías con todas las municiones necesarias: información, flores, ternura. Y disparemos, disparemos sin cesar, cual metralletas; que no nos confundan (una vez más) respecto a las armas que queremos usar.
Que así sea. no renunciemos. "Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así. Hoy puede ser un gran día. Y mañana también".
1 comment:
He borrado el 'comentario' de 'yonomas' porque lo repitió en muchas entradas estilo-spam en este sitio y en otros más.
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